Historia

Izcallo

Izcallo nació en 2015 como un proyecto inspirado en el crecimiento y la sanación. Su nombre, un regalo del alumno Mark Bower a Rafael Velázquez Domínguez (fundador de Izcallo), tiene un profundo significado. Durante su época como maestro de idiomas para extranjeros, Rafael recibió de Mark no solo el nombre, sino también el diseño del logo y la tipografía, creados con la idea de fundar una escuela.

El significado de Izcallo

“Izcallo” es una palabra de origen náhuatl que hace referencia a la guía que permite a algunas plantas crecer en una dirección específica. Esta imagen se convierte en una metáfora poderosa: al igual que la planta se orienta y se sostiene en sus raíces, Izcallo busca ser esa guía que acompaña a las personas en su camino de crecimiento personal. Representa la orientación, el apoyo y la posibilidad de descubrir el propio camino. Así, Izcallo no solo propone una filosofía de vida, sino que también ofrece herramientas como experiencias de sanación, talleres, cursos, diplomados y un blog para acompañar a quienes buscan transformación.

El inicio de un sueño

En 2015, tras conocer las constelaciones familiares de la mano de Bert Hellinger, Rafael Velázquez y Mauricio Hernández decidieron fundar Izcallo, “el que guía”. Su misión fue clara desde el principio: expandir la filosofía de las constelaciones familiares y promover su uso como una herramienta para vivir en plenitud.

Expansión y compromiso social

Izcallo comenzó su labor ofreciendo talleres y cursos de constelaciones familiares. Con el tiempo, desarrolló un programa de formación para consteladores familiares, que hoy se imparte en la Ciudad de México, el Estado de México y Chiapas. Además, desde sus inicios, Izcallo ha mantenido un fuerte compromiso social. Durante la pandemia, ofreció talleres semanales gratuitos durante un año para apoyar a quienes no podían costear el servicio. También ha llevado su trabajo a zonas marginadas, como Ciudad Nezahualcóyotl y Ecatepec en México, e incluso a comunidades vulnerables en Honduras.

Izcallo hoy

Hoy, Izcallo sigue siendo un espacio de guía y acompañamiento, donde el crecimiento personal y la sanación familiar son posibles. A través de su filosofía y sus acciones, Izcallo no solo honra sus raíces, sino que también siembra semillas de transformación en cada persona que toca.